Por Graciela Roque
Presenciar la Clasificatoria del Torneo de Poesía 2014 es construir historia de la poesía desde uno mismo. La tarde tornasolada del sábado 16 de noviembre, recorrí con esta convicción las rutas que me llevaron al imponente ring azul, rojo y amarillo, tapizado en sus cuatro costados por fotografías de sus poetas campeones, protegido con una larga cubierta modernista blanca, instalado orgullosamente dentro del jardín de la Casa del Lago. Este deporte intelectual es adictivo, las expectativas cada año se renuevan, la curiosidad de saber si los gladiadores estarán a la altura del ring poético que los convoca, si aprenderán a asentar los golpes con la rapidez que exige cada fase porque los pugilistas poéticos deben crecer en cuestión de semanas para saber distinguir, en segundos, cuál de sus poemas es la llave idónea que derribará al adversario y, además, deben resistir la presión que ejerce el público con su aprobación o rechazo.
5:00 p.m. El ring poético espera. Las comentaristas Sandra Vázquez, locutora y profesora de la UACM y Estephani Granda Lamadrid, poeta, editora y diseñadora gráfica hablaron de la trayectoria de los jueces y platicaron con el Poetastro creando un ambiente franco y divertido.
6:09 p.m. Andrés Cisneros, maestro de ceremonias, subió al ring y abrió el Torneo de Poesía 2014, presentó a los jueces: los poetas Rocío García Rey, Mercedes Alvarado y Filadelfo Sandoval subrayó la importancia de que el Torneo se celebre en la Casa del Lago, “lugar emblemático para la poesía” y recibió al tercer comentarista de esta Clasificatoria: el luchador profesional Steelman, quien expresó que el cuadrilátero es “testigo de batallas, rupturas, sufrimientos pero, también de victorias y de júbilo” y dio la bienvenida a los luchadores.
La réferi Hortensia Carrasco, periodista y Campeona del Torneo de Poesía 2010, anunció las reglas de la competencia: “No pueden usar disfraces, objetos musicales, tampoco pueden subir con objetos, el jurado calificará poesía, propuesta y manejo escénico y, en esta ocasión, calificará del uno al diez”.
Ricardo Suasnavar, Campeón del Torneo de Poesía 2013, deseo suerte a los poetas competidores y apuntó: “Si les puedo asegurar que conforme vayan avanzando en las etapas su manera de interactuar con la gente va a cambiar” y leyó el poema que escribió ex profeso sobre su experiencia en el Torneo. El maestro de ceremonias llamó uno a uno a los gladiadores poéticos que emocionaron al público con sus poemas, acciones y vicisitudes.
Lo inesperado o no me recomiendes compadre
Cuando el poeta gladiador Ivan Segura se disponía a subir al ring, Steelman tuvo la ocurrencia de decir que lo recomendaba, que era su compadre. Ivan Segura protestó y pidió a los jueces que no tomaran en cuenta esas palabras. Leyó su poema Ciudad. Sus peores temores se confirmaron: recibió calificaciones más bajas. El público abucheó al jurado.
Granda comentó: “Me acaban de decir que el camino de salida de los jurados es muy largo así que el público tiene tiempo de perseguir al jurado.”
Steelman apesadumbrado agregó: “Le acaban de aplicar la quebradora a mi querido Ivan.”
De veintiséis poetas convocados trece poetas lograron pasar a la siguiente fase.
Los poetas ganadores
María José Alejandra de la Rosa abrió la competencia con una acelerada lucha aérea, alcanzó a imponerse con su poema Itinerario de vuelo, un poema surrealista de largo aliento que evocó el mundo de Alicia de Lewis Carroll. Cito algunos versos: “/…/oigo a los grillos cantar/ y, entonces, pienso, si ellos pueden cantar/ las cosas no pueden estar tan mal en el mundo de afuera/…/quiero conseguirme una canción/para guardarla en la alacena/para cuando las ganas y los motivos dejen de darse en los árboles/…/.”
Ramón Ayala Martínez sosegado y resuelto combatió con su creación poética sobre las pérdidas. Rememoro unos versos: “/…/el significado, al final, nunca lo aprendiste/das la vuelta con el orgullo vencido/el llanto sobre la música del blues/alrededor tuyo suena la pureza final, la sed, el hambre/…/con cada despertar una nueva pérdida.”
Ana Paulina Pérez García esgrimió un poema nocturno amoroso que retomó mitos griegos. Menciono algunos versos: “/…/yo te convoco a ti, amiga bruja/sálvame, hazme carne de tu carne/bájame del cielo, vuélveme maldita entre los malditos/condúceme al paraíso de la noche/…/.” Una puntual y estruendosa porra ovacionó su intervención.
Sirenia Malagón tejió con anáforas una red erótica amorosa de la instantaneidad que ató a los jueces: “/…/que nadie perciba que estas encerrado en mí/que nadie busque tu huella/la vida es de minutos, nada más/el amor es imprescindible, la locura inevitable/…/roces frenéticos de cavidades y humedad/…/.”
Estephani Granda observó: “Preparó la lectura, se nota el trabajo, la dicción y hubo conexión con el público.”
Antonio Pineda aplicó una llave poética a ras de lona con acentuaciones próximas al poeta romántico del siglo XIX, Giacomo Leopardi. Cito algunos versos: “/…/pobre poeta en exilio/faquir de sus propias palabras/desterrado por sí mismo/al recinto del anacoreta/obligado a escucharse una y otra vez/ arrancándole sentido a sus palabras ya vacías y huecas/en el gastado aire seco, silencioso y asequible.”
Rada Sasha Zeol sacudió a público, comentaristas y jurados con un poema social. Recuerdo unos versos: “/…/ esta es una red de polución animal-hombre/ya nos vendieron la patria/pero nos queda el alma y la fe ciega a lo desconocido/miles de almas devastadas por la narco guerra/pero, no por falta de fe y de iglesias suntuosas/…/”.
Alan Aranda Pérez, cincuenta y ocho segundos le bastaron para rozar lo inefable y dejar fuera de combate a los jueces. Nombro los últimos versos de su poema: “/…/ transformado en tu presencia/la pregunta se repite/¿qué tanto necesito ser hombre/para entenderte?”
Laura Salgado apabulló a sus oponentes con un poema erótico y de lo cotidiano, un poema que creció en intensidad, midiendo el terreno exterior e interior, desde la corporeidad como único tacto. Su voz poética tiene giros de la poeta norteamericana-chilena Marjorie Agosín. Transcribo algunos versos con los que se enfrentó: “/…/la garganta lista para soltar el grito/el llanto, el deseo, el rasguño/los dientes, la lengua/…/te lames la mano/preparas el espacio/empuñas la verga/como si fuera un arma/penetras sorpresivo, directo/rápido, con fuerza/adentro, paradojas.”
Silvia Brenda Tobón ejecutó un candado poético que provocó controversia, cito unos versos: “/…/caminas entre mis poros/como la adrenalina pura/de una sensación angustiante/que carcome mis heridas/…/.”
Estephani Granda apuntó: “Yo creo que Filadelfo está dando calificaciones demasiado altas.”
Después de este señalamiento, el jurado aplicó otra escala de calificaciones, desconcertando a los comentaristas y al público.
Alejandra Sága Sánchez aplicó un oppercut de poesía comprometida sobre las madres de los 43 desaparecidos de la normal rural de Ayotzinapa, Guerrero. Recuerdo los últimos versos: “/…/la madre sufre y se desmaya/…/no hay quien pueda apaciguar la furia de su cuerpo incinerado/llora, grita, gime y se funde de lamentos/de otras cuarenta y dos madres que como estandarte un cirio llevan.”
Sága Sánchez combatió después de Iván Segura. Steelman expresó: “Ya no queremos decir nada nosotros.”
Brenda Cedillo Martínez retomó el canto a la mujer desde la época del medievo a la actualidad, citando sus otros nombres. Rememoro algunos versos: “/…/ No todo está perdido/su voz renace de los escombros/y vuelve a entonar una nueva melodía/…/mujer nunca fuiste cristal, siempre has sido un árbol tenaz/un gran árbol cuyas ramas, tronco y raíz al cosmos envuelve/y dan armonía a esta vida/…/”
Juan M. Martínez, Campeón del Torneo de Poesía CCH Azcapotzalco exhibió sus fortalezas: presencia escénica, capacidad descriptiva, búsqueda del lenguaje para construir una poesía poética citadina nutriéndose de las vertientes temáticas de los poetas mexicanos Ramón López Velarde y Efraín Huerta. Cito algunos versos: “/…/ ciudad nuestra rompiendo la monotonía del cemento surcado/cada tanto tu tic tac visual/de un reloj en la banqueta/vemos el caleidoscopio, tonos amarillos/crisol de oro falso y latón descascarado/vidrio de azafrán que nos ciega/…/”
Granda recomendó a los poetas que en las fases siguientes miren hacia el público “porque el contacto con el público es necesario.”
Neil Mauricio Andrade, gladiador poético de anteriores lides, demostró su desinfectada técnica para reflejarse en todo lo existente, poesía de la destrucción: “/…/Tercera edad es descender hacia la voz/con el cerebro convertido en larva/hablar bajo la lengua, los signos/de este sudor que todo lo respira/y es punta blanca de todo dialecto/y he vuelto a pisar sangre en el estanque.”
Sandra Vázquez comentó: “Ya no hablamos.”
Steelman: “El no es compadre de nadie.”
8:00 p.m. Los campeones de esta Clasificatoria fueron llamados al ring para la fotografía.
La ambientación musical destacó. El sonido del micrófono fue excelente. Pero, lo más importante es que hay un nuevo canto joven, ¿lo pudieron escuchar?, yo estoy orgullosa de haberlo escucharlo y ya tengo mis combatientes favoritos. ¿Y usted?
Lo invito a seguir a estos guerreros poetas y vivir con ellos sus apasionantes combates cuerpo a cuerpo, poética contra poética.